La soldadura por Láser es ideal para aplicaciones donde se requiera la menor cantidad de calor aportada, La capacidad de poder concentrar grandes densidades de energía lumínica en puntos de enfoque pequeños permite llegar fácilmente al punto de fusión de los metales procesados, para preservar las propiedades de los materiales soldados evitando su afectación térmica. Se puede controlar la cantidad de energía aportada en cada pulso, su duración, su forma y la frecuencia de pulsado para obtener el efecto deseado en cada material.
Cada pulso aportado produce el ciclo necesario de calentamiento gradual de los metales aportados, su fusión y el posterior enfriamiento del entorno tratado, ya sea con o sin aportación de material, para obtener soldaduras homogéneas, robustas y libres de poros o fisuras.
Debido a la longitud de onda del Láser, situada en el infrarrojo cercano, la incorporación de fuentes de alimentación muy estables y de sistemas electrónicos de control muy precisos permite garantizar la realización de soldaduras por Láser con un alto grado de repetitividad y penetración constante.